El diario de sensaciones
Cada viernes, cuando apague el ordenador voy a dedicarle diez minutos a escribir un diario. No de qué hice o dejé de hacer yo, sino de qué hizo o dejó de hacer el mundo. Cómo se vive la undécima semana del año, que vibes hay en el ambiente, cuáles fueron las conversaciones en la pausa del café en millones de oficinas y en el recreo de millones de colegios. Si me lees desde la primera newsletter, ya te habrás dado cuenta de lo que estoy haciendo es dejar registrados los insights. No se cómo trabajan otras agencias, pero yo planifico el contenido con un excel [explicación ultra rápida: el 15 de febrero te pones a pensar qué vas a hacer en marzo, y te encuentras con esto]
Me he dado cuenta de que tengo que hacer un sobreesfuerzo increíble para recordar cómo me sentía el año pasado. Sin embargo, cuando mañana es 8M y pasado la gala de los Oscar, me acuerdo perfectamente de todos los anteriores porque el ambiente ya me coloca ahí de forma natural. No me vale de nada tener apuntado ‘día de la tortilla’. Lo que tengo que apuntar es algo más como ‘Se lió parda con el día de la tortilla, hasta hicieron una ruta de tortilla tres garitos en el casco vello. Ahora el día de la tortilla es importante, da para campaña. Ha pasado a la categoría cool – como el día de la croqueta o el día de la hamburguesa’. Sé que todos habéis visto campañas de la croqueta y de la hamburguesa, incluso de la tarta de queso, pero ¿a qué el 1 de junio no hay post de leche por todos lados? Porque a nadie le importa, si eso al CM de Puleva. Pero ahora, en algún momento entre 2023 y 2024 el día de la tortilla se puso de moda. Y eso puede pasarle a la leche en cualquier momento. Hay que estar al loro.
En resumen: quiero acordarme de mis pensamientos el día X en cuestión. Y quiero hacer esto como una persona elegante: a mano, en una libreta bonita con marcapáginas de tela y una borla. Mi diario de sensaciones, para abrir en febrero de 2025 y decir ‘ah, la campaña de la tortilla, guay, ya me acuerdo’.
Esta semana, la 11, sería algo así:
Lunes: Los Oscar, todo el mundo hablando de Margot Robbie con vestido negro, barbie de luto blabla. Ganó Oppenheimer pero todo el mundo hablaba de Ryan Gosling cantando lo de Ken. Había un perro aplaudiendo. 11M, 20 años, historias de dónde estaba la gente ese día en threads sobre todo en bucle.
Martes: Kate Middleton, qué le pasa, donde esta, teorías conspiranoides de todo tipo, cada cuál más graciosa e inverosímil.
Miércoles: Se acabó la isla de las tentaciones, no sé si esto en un año importará un culo pero ya vi un montón de artículos hablando de las patillas de Marieta. Algo de Makoke a la calle también, no sé ni qué es eso. Novio de Ayuso 24/7.
Jueves: los Ídolo. Mal rollo, las Pombo no van ni dicen nada, se habla más de eso que de la gala en sí.
Viernes: ya hace sol, se palpa la primavera en el ambiente. Se palpa también el día del padre. Y San Patricio más o menos, en algunos lados.
En general: Planes de Semana Santa, sol, looks de primavera, ¿en qué momento casi se acabó marzo si ayer era enero? 24/7 también.
Tip de comunicación de este mes entonces: haced un excel con las fechas importantes para vuestro negocio marcadas para que no se os escape nada. Si queréis un diario de sensaciones, también claro. Yo me voy a comprar esta preciosidad para escribir bien a gusto.
La cerillera
El sábado por la noche se me acercó un chico a pedirme fuego y yo tenía un paquete de cerillas promocionales de una boda –de unos novios que no conozco en absoluto– en el bolso. A partir de ahí, empezó la performance: ir encendiendo pitillos con cerillas mientras el público se entregaba de lleno al espectáculo. Era como si estuvieran viendo al mago pop. O nunca hubieran visto a una misteriosa dama con semejante artilugio en el bolso. Yo detecté esto en el minuto uno, y empecé a hacer marketing. ¿Marketing de qué? Dirás tú. Marketing de mí misma. Una cosa que se tiene que hacer si estás soltera.
Por un lado los ‘damisela en apuros’ –no lo enciendas con eso que te vas a quemar. Toma mechero mejor–. Te venden que te van a cuidar, que irán a por croissants a desayunar. Un coñazo de gente, salvo contadas excepciones.
Por otro, los entusiastas –de donde has sacado eso???es increíiible–. Más coñazo que los anteriores. Te dirían a todo que sí, que eres genial, la mejor del mundo, sin criterio alguno.
Luego están los que saben entablar conversación. Pocos. Y suelen tener novia. Por eso mismo se paran a hablar contigo, eres lo más emocionante que les ha pasado en semanas. Les gusta saber que pueden seguir gustando 10 minutos antes de irse por donde han venido.
Hablé con más de 15, de estos tres perfiles. Todo gracias a un paquete de cerillas. Ellos no se van a acordar de Sara. Ellos se van a acordar de la cerillera. De la primera, te olvidas. De la segunda, no. Y eso es exactamente lo que hago para ganarme la vida.
Product placement en un paraguas
Este año, el 8M no iba a ser la manifestación o el morado. Iba a ser el funeral de la madre de mi amiga L. Cuando estoy nerviosa o un poco disociada, en este caso ambas, mi mente trabaja más rápido y hace conexiones más raras. Como si fuese de tripi, no sé. Mi cuerpo está de pie en la última fila de una iglesia abarrotada, pero mi cabeza allí no está. El cura llevaba la casulla morada. Es cuaresma. En el mundo del que yo vengo, morado no es cuaresma, es feminismo. Hay una generación que ya no han pisado catequesis, y eso no lo saben ni lo van a saber nunca. Me daba angustia pensar en los adolescentes alpha creyendo que el cura es feminista y se puso la casulla a juego con el 8M. Más angustia me daba estar pensando todo eso en un funeral.
Pensaba también en Maca, profe de religión. ‘Y el que avisa…’ /‘- no es traidor’, teníamos que repetir todos al unísono en su clase. En Justita, mi catequista. Y en la madre de Bárbara, que no sé ni como se llama. Es la madre de Bárbara y punto.
Agradecida de corazón a todas esas mujeres que me enseñaron a rezar. Ellas me salvaron de ser una desubicada que piensa lo del cura feminista. Y mira que no he sido yo muy mística nunca, pero saber rezar cuando toca me sienta bien de alguna extraña manera.
Diluviaba. Si se estuviese celebrando una boda ¿llovería tanto? Seguro que sí, pero me gusta creer que no. El cura feminista llevaba un paraguas de ABANCA. Product placement de manual. Estuve todo el camino mirándolo fijamente, sabiéndome la única persona de todas que veía algo más que un paraguas. De nuevo agradecida por ser la única, y enfadada por estar pensando chorradas.
Cuando me desquicia mucho el mundo capitalista en el que vivimos me da oxígeno pensar que provengo de un lugar donde ni se plantean que si el cura lleva un paraguas de ABANCA, eso habría que pagarlo. Cómo podría explicarle a la señora de delante que eso es una collab o una acción de marca. Imposible.
Son inmunes. No tanto porque no lo entiendan, sino porque les importa una mierda. Se preocupan de otras cosas, para mi gusto, mucho más trascendentales que empezar una cruzada absurda de quejas en internet porque el cura estaba haciendo publicidad subliminal de un banco en el funeral del viernes 8 de marzo.
Al hilo de esto, ya leí El descontento. Marisa, sí soy. No es que no me guste mi trabajo, como a ella no me gusta hacerlo sin sentido, para engañar, para ganar dinero a costa de otros o para mercadear cosas que deberían mantenerse incorruptibles. Si en vez de ser Sara fuese Susana Ortiz, directora de Marketing de ABANCA, el lunes llegaría a mi oficina y mandaría fabricar miles de paraguas negros con logo grande en blanco para dejar en los paragüeros de las iglesias. Y yo no quiero ser esa, es lo único que tengo claro en esta vida.
Os dejo algunas frases que he subrayado:
Sé que el mundo sería un lugar mejor si trabajos como el mío no existieran.
Mi vida a mi madre le resulta tan ajena como a mi las expectativas que ella tenía para mí.
Esta semana leí: Estoy leyendo otro, pero lo estoy comentando para regalar. Es algo que hago mucho, y creo que es una buena recomendación que os puedo hacer. ¿No te encantaría recibir un libro que alguien ha comentado específicamente para ti?.Es un regalazo, sin duda. Os cuento cuál es en la próxima ;)
Esta semana vi: El documental de No estás sola. Sí, 0 original. Pero es buenísimo. Netflix.
Esta semana escuché: el capítulo de Estirando el chicle con Andrea Duro, que siempre me gusta pero esta semana fue revelador. Y en una versión en acústico de Still Young, una de mis canciones de cabecera, un regalo inesperado de la vida.
Jesús Cristo 😱 Que mi padre entre a comer con un libro envuelto y me diga "isto é para ti, deumo a panadeira" y yo: "qué panadeira?" Y él: "a do pan" y yo: "ah claro claro". Abrirlo, ojearlo, ver qué estaba comentado, leer por encima y saber qué aquí habría una conexión, voy pillando códigos 😅 #teRezo 😘