Rabia
Las emociones, todas, son normales. Gracias a la neurociencia sabemos que no hay emociones buenas ni malas, lo más que podemos decir es que hay emociones agradables y desagradables. Las emociones no son cultura, son quÃmica.
Estas son las 10 emociones básicas:
Desagradables: el miedo, la rabia, la culpa, la tristeza y el asco.
Agradables: la alegrÃa, la curiosidad, la seguridad y la admiración.
Y la sorpresa, que es neutra.
Todos necesitamos vivirlas todas. Especialmente los niños y adolescentes. Una estructura emocional equilibrada es fundamental para la salud emocional. Las estadÃsticas nos dicen que uno de cuatro niños en la próxima década sufrirá un trastorno de salud mental, asà que algo no estamos haciendo bien.
Es necesario que estemos tristes cuando perdemos a alguien, porque si no serÃamos psicópatas. Es necesario enfardarse cuando te tratan mal, porque sino seremos sumisos. Es necesario sentir asco para rechazar cosas que no nos hacen bien. Es decir: tenemos que entrenar todas las emociones y dejar de poner la felicidad por delante como excusa. La felicidad es el sentimiento que se ancla en la emoción de la alegrÃa, que viene de la dopamina. La dopamina crea adicción y a veces la buscamos fuera cuando ya no tenemos la capacidad de entrenarla desde dentro. Y esto, es importantÃsimo para una buena salud mental: entrenar desde dentro.
Rabia
No sé de dónde saqué este texto, pero lleva en mi bloc de notas más de un año. Ahora que la psicóloga me ha despedido, solo voy de vez en cuando a pasar la ITV. La última vez, todo iba chachi, hasta que me preguntó qué emociones siento ahora.
No siento mucho. Paso de lo malo a lo neutro. De hecho, antes de esta newsletter querÃa escribir una novela que ya tiene tÃtulo: apática. Nunca encuentro tiempo para escribirla, pero el tÃtulo y el tema, ahà están.
Hablo mucho en terapia sobre si no seré yo psicópata. Vanesa me dice que los psicópatas no están preocupados por si son psicópatas. Ergo: no soy una psicópata.
Si me paro a pensarlo, las emociones que me son más familiares, son las desagradables. Vanesa entonces, lo reformuló: vale, ¿tú que dirÃas que sientes más amenudo? Esa fue más fácil: rabia. Y culpa. Pero, más rabia. La rabia me es súper familiar.
Sé que es mi pila. Mi sentimiento primario. La rabia me ha hecho lograr grandes cosas, por ejemplo sacar todo sobresalientes en selectividad, porque mi tutora me dijo que me creÃa muy lista e igual no lo era tanto. Yo, que sólo ‘estudiaba’ en los 20 minutos de autobús que separan mi casa del instituto, me senté en la biblioteca de Plaza América en junio, con un calor infernal, voluntariamente a estudiar todo el puto temario de selectivo. ¿Qué querÃa? Entrar en periodismo, por supuesto, pero eso era bastante secundario. No me senté a estudiar para entrar en la carrera. Me senté a estudiar para joder a mi tutora.
Mi carácter jaranoso está puesto por el ayuntamiento precisamente para salvarme de estar maquinando todo el tiempo, porque casi todo lo que hago, nace de la rabia. Rabia de que no me salgan las cosas como yo quiero. Rabia de las injusticias. Rabia de que me traten mal. La rabia es con lo que mejor funciono, es gasolina. La cojo y la transformo en movimiento.
Me preguntó desde cuándo siento eso. Lo más para atrás que pude ir: parvulitos. TenÃamos que hacer series de pegatinas –estrellita amarilla-circulito azul-cuadradito verde–. Yo me aburrà de hacer eso 78 veces y empecé a hacer mis propias series –dos estrellitas, un circulito; dos cuadraditos, un circulito– y fui a la mesa a enseñarlo orgullosa. Recuerdo perfectamente que la profe Chelo me miró con asco y me dijo ‘asà non era, parva’. Es el primer recuerdo claro que tengo de sentir rabia. Supongo que la señora Chelo no está viva, porque cuando yo tenÃa tres años ella tendrÃa unos 60, pero me encantarÃa decirle que es una profesora de mierda. No se le llama parva a una niña de tres años, menos cuando la niña en cuestión no es parva en absoluto.
Yo vivÃa feliz en mi casa con mi tÃa enseñándome libros de búfalos y Sissi emperatriz, mis padres haciéndome dibujitos en la pizarra antes de comer para que adivinara lo que era y la gente que venÃa a comprar el pan dándome galletas, hasta que me integré en la sociedad. El mundo me parecÃa un sitio muy hostil, lleno de gente de dudosos comportamientos. Me daba rabia como me trataban, porque recuerdo que mi opinión no importaba un carajo nunca, en ningún sitio. Te estoy diciendo que no me gusta el plátano, ¿por qué me obligas a comerlo? Tráeme una mandarina si quieres. Era como si por tener tres años, no pensara cosas válidas. Cuando empecé a ir al colegio, empecé sentir rabia para con todo y todos, y hasta hoy.
Le dije que a mi me gustarÃa hacer las cosas desde la alegrÃa, la curiosidad o la admiración. No desde la rabia, que es una emoción bastante chunga. Me dijo eso mismo: no hay ni buenas ni malas. Solo agradables y desagradables.
Le dije si eso no es raro. Eso = que lo que me motive en la vida sea querer joder a quién me quiere joder a mÃ. Me dijo que no. Precisamente, porque yo no quiero joder a nadie en primera instancia y estoy preocupada por sentir ‘demasiadas’ cosas desagradables. Según ella me molestan especialmente, por eso le hago más caso que a las agradables. No es que no las sienta, es que las doy por sentadas. No sé si me creo eso, pero me gusta que ya que le pago, intente convencerme de que no estoy mal de la cabeza.
Ahora tengo un libro que dice que soy asà porque soy Escorpio. Coged la versión que queráis.
Sorpresa
Que la sorpresa es neutra, bueno. Es neutra porque hay sorpresas buenas y sorpresas malas.
I. Las buenas.
Las buenas me dan vergüenza, no sé reaccionar bien. Precisamente porque no siento mucho, cuando me dan una sorpresa buena, estoy realmente incómoda. DeberÃa emocionarme más, abrazar más, reÃr más, agradecer más. Aunque algo me guste mucho, no actúo como la gente espera. Mi alegrÃa es sosegada y tarda dÃas en aparecer. Para darte un abrazo sincero, tengo que sentir euforia.
La última vez que di un abrazo con ganas fue a T. Motivo: fui a comprarme un smart a Madrid. ¿Por qué? Porque en Madrid y BCN hay muchos, y decidà que era mejor idea ir a buscarlo a donde abundan. TenÃa 1000 euros en efectivo encima e iba por Malasaña realmente incómoda. Y como dice M., ahora ya no sabes si ese con cara de preso maratrucha es trapero, moderno, o efectivamente, un delincuente real. Total, que escondà tan bien los 1000€ dentro del bolso, que luego no los encontraba y pensaba que me los habÃan robado. T. metió la mano y me dijo: están aquÃ. Lo abracé fuerte. Pero era alivio proveniente de algo negativo. Es decir: reforzamos mi tesis.
G. me regaló un tocadiscos. G. siempre hace regalos que mejoran mi vida. Desde que está el tocadiscos, lo paso mejor. No sé calibrar mi reacción, pero seguro que cutre para lo muchÃsimo que me gusta ponerlo los sábados por la mañana mientras escribo, leo o bailo en bragas mientras paso la mopa.
II. Las malas.
Las más reciente: el otro dÃa me estaban contando una historia que aparentemente nada tenÃa que ver conmigo, pero acabó destapando una pequeña incoherencia entre lo que eran mis recuerdos de una fecha concreta. En el momento me extrañé, pero no le di importancia al asunto. Esa pequeña incoherencia implantó un nuevo software en mi mente mientras dormÃa. Por la mañana, mis recuerdos eran distintos. Es como si pudiese hacer zoom y ver detalles en los que no me habÃa fijado nunca. La pantalla siempre boca abajo en la mesa. La puerta del baño cerrada, pero sin el sonido del agua corriendo. Un olor que no es familiar. Ninguna foto mÃa fuera del carrete. Habrá algún Dios justiciero, que en vez de un ángel con pergamino me mandó a un chaval con sudadera blanca.
A las sorpresas malas, entonces, podrÃamos decir que ‘reacciono bien’. Bien es con la misma frialdad que a las buenas. Tarda dÃas en aparecerme la mala hostia. La secuencia es nada- tristeza- rabia. Y luego me quedo ahÃ. Según el libro de cómo soy por ser Escorpio, lo que hago es planear la venganza. No llamarÃa yo venganza a esperar el momento conveniente para usar la información que manejo, pero bueno. Aceptamos pulpo.
N. de la A. Mola bastante haber llegado a los 32 años sin saber nada del horóscopo porque me lo estoy pasando pipa, la verdad.
El momento conveniente en instagram.
Esperar el momento perfecto, es la clave para lanzar mensajes. Creo que ya lo he dicho, pero hoy amplÃo info con lo que he sacado en claro este año:
El momento conveniente para publicar, depende de lo que quieras publicar, igual que el formato. Si quiero publicar que el fin de semana hay un fuera de carta, tengo que esperar al viernes para generar esa urgencia de: ‘quiero ir a probar esto ya’. Si lo pongo martes, la gente no se acuerda. Si lo pongo el propio sábado, no lo ven a tiempo. Excepto que sea una story, entonces el propio sábado por la mañana, pronto, antes de tener decidido dónde comer es el momento perfecto.
Si es un contenido de valor, que te ha llevado mucho tiempo elaborarlo, déjalo para un domingo por la mañana o a partir de las 19h.
De noche: las 21h sigue siendo para mà la mejor hora, aunque también me gustan las 8h y las 15h. Los informes de las plataformas dicen esto.
Pero es que la gente se obsesiona con la hora/ frecuencia y no es el punto. Para mÃ, el punto, está en dominar el momento preciso.
Ejemplo: Semana en la que se estrenan los Bridgerton. Tal como salga el primer capÃtulo, veré que canciones versionaron esta vez y haré reels con ellas. A mi cliente interiorista, le mandaré un par de tiktoks para poder hacer un contenido nuevo tipo ‘tendencias que vemos en esta temporada de los Bridgerton y pueden quedar bien en tu salón’. Algunos memes por aquà y por allá. Si lo haces ahora, nadie se acuerda del Collin y la Penélope en el carricoche. Si lo haces cuando la serie lleva dos semanas, la peña está empachada de violines y rococó.
Y luego, lo que es la vida diaria. Si sé que mañana es festivo, como este jueves, sé que todo el mundo está en la calle viendo las luces, comprando o en los bares. Todo eso lo voy sopesando a tiempo real, y no falla chica.
Entonces, ¿cuándo publico este año para el algoritmo blablabla? Cuando creas que tu audiencia esté en casa tranquila con el móvil en la mano haciendo scroll. MÃnimo 3 veces a la semana, y a volar. No hay más secreto.
Si vas a sacar algo gordo, piénsalo un poco más. Haz hype antes. ‘Mañana voy a anunciar algo gordo’. ‘Hoy anuncio algo gordo eh?', atentos todos’. Otra cosa: hay que dar la matraca. Tú claro que sabes que tus servicios son esos, o tus marcas, o tus tarifas. Los demás, no. A veces me encuentro ‘es que esto ya lo pusimos’. La comunicación, es repetición. Machacar una idea. De formas originales claro. Si alguien te deja de seguir por pesada, créeme que es el menor de tus problemas. El mar de contenido es tan basto, que la gente no se acuerda de lo que vio ayer, ¿o te acuerdas tú de lo de los demás?
Un lunes la gente siempre está muy ocupada. Un viernes, o un sábado, no van a estar en casa. Solo es aplicar la lógica aplastante. Si es viernes, pero llueve a chuzos, están viendo una peli con el móvil en la mano. Casi todos funcionamos igual. Sentido común.
Otra cosa importante: hay que usar las redes en ambos sentidos. No puedes esperar que te den likes y te comenten como churros, si tú no le das like ni le comentas a nadie.
Y lo de las tres publicaciones mÃnimo, ya sà que es cosa de algoritmo. Menos de eso, no le gusta a la máquina y luego te esconde. Es asÃ.
Aquà podéis leer el informe completo de tendencias para el resto de redes sociales, por si os interesa.
LeÃ: fuego en la garganta, de Beatriz Serrano. Comentado para mi amiga S. y estoy leyendo Intermezzo, para L.
Fuego en la garganta me gustó mucho. Me recuerda a mà y todo lo que vengo contando de ser una niña rabiosa. Beatriz Serrano escribe muy bien. El final, cuando el argumento se desvÃa más a la fantasmada que realidad, no me encanta. Pero eso, es opinión personal, porque me gustan las historias reales, de relaciones personales, con base cientÃfica. Aún asÃ, me encantó leerla, sobre todo la parte de la madre. Un punto de vista que me sorprendió mucho, y eso no pasa a menudo.
Estoy total y absolutamente enganchada a Tell me lies.
Disclaimer totalmente serio: el jueves estuve toda la noche viendo un capÃtulo detrás de otro. Están todos mal de la cabeza, pero Sthepen DeMarco es el puto demonio. Lo más fuerte de esta serie, es que te descubre el background de un narcisista psicópata de libro. Si te has topado con alguno, por favor. MÃrala. Y si no, mÃrala porque igual sà que te los has topado y quizás entiendes muchas cosas de repente. Prometo que está bien hecha, no es Élite [que me encanta, pero es cutrÃsima hahaha]. La complejidad y toxicidad de todos los personajes es WOW. Leà que la hizo Emma Roberts, pues mis dieces tÃa. Verla es como recibir palmadas en la espalda constantemente de ‘tú no estabas loca, reina, eso te pasaba. Asà de sutil. Como el fucking Stephen’. No os digo nada más, pero necesito que la veis para poder comentarla con alguien. Por que no sé por qué nadie está hablando de esta maravilla moderna.
De verdad, que yo sé que los actores son actores. Pues es verle la cara a este fulano y ya me pega la rabia. Mi amiga C. me dijo que era heteropesimista, que es un concepto que puedo abordar en la siguiente, porque tiene enjundia. Pues esta serie no viene bien para el heteropositivismo. Pero, buena mierda.
Os dejo también el podcast del heteropesimismo para que vengáis con los deberes hechos (desde min 13).
En bucle:
XX.