Sola
Hace tiempo que hago todo sola. No acabo de acostumbrarme a la sensación, aunque deberÃa estar ya integradÃsimo en mi mente. Secuelas de criarse en una casa con 7 personas, un solo ordenador, una sola tele y un solo baño: estar sola era un lujo que no te podÃas permitir. No me suena a mi misma estar sola, aunque desde hace ya rato sea ‘lo normal’.
Cuando buceo en mis recuerdos, siempre hay gente entrando y saliendo de plano. Hasta la pandemia, creo que no estuve sola ni media hora seguida. Pasó de nunca a siempre, sin paños calientes ni periodo de adaptación, como cuando pasé de una talla 32 a una 38 sin pasar por la 34 o la 36. De repente, los pantalones no me entraban y punto. Pues lo mismo, de repente mi vida se hace sola y punto. Trabajo sola. Voy al super sola. Cocino sola. Como sola. Voy a la ITV, al médico, al ayuntamiento, sola. Conduzco sola. Bajo a tomar algo sola. Voy a la playa sola. Veo la tele sola. Leo sola. Limpio la casa sola. Voy al gimnasio sola. Voy a Zara sola. Monto muebles sola. Ceno sola. Duermo sola.
No me molesta estar sola. Simplemente creo que, como no es mi naturaleza, no llego a acostumbrarme del todo. Pensad que con 12 años me hicieron un truco o trato muy particular ‘¿Quieres barrer la panaderÃa o cuidar al bebé? Obviamente, elegà cuidar al bebé y convertà a mi hermana en mi criada porque estaba enfadadÃsima por no poder estar en los caminos con mis amigas. Cuando vi la precuela de los Bridgerton, la reina Carlota, reconocà a mi hermana en Brimsley: siempre 5 pasos detrás, trayéndome bocadillos, el secador del piso de arriba, el mando de la tele o cualquier cosa que a mà me diera la gana. Me arrepiento bastante de ser tan tirana, pero en mi defensa diré que con 12 años no estás preparada para ser elevada espiritualmente y ver que la culpa no es de esa gafitas que hace todo lo que le dices porque no conoce otra cosa. Entonces: o con mi hermana, o en el instituto, o en el conservatorio o en la panaderÃa. Más adelante: o con mi novio, o con mis compañeros de piso, o en clase o en los bares. Sola: nunca.
Cuando verbalizo que, a veces, me siento sola, me responden ‘que hay que aprender a estar sola’. Me ponen de una mala ostia criminal. Yo sé estar sola. Sólo estoy aburrida de estar sola. Y no es lo mismo estar sola que sentirse sola. Me encantarÃa ver a los gurús de ‘me flipa la soledad’ sin nadie que les pregunte ‘qué tal’ en tres dÃas.
Si no supiera estar sola, meterÃa a vivir a cualquiera aquà conmigo. Pero me imagino a esta supuesta persona rallando la vitrocerámica y poniendo los pies en el sofá gris perla y me entran los siete males. Yo los pongo, pero porque lo he pagado yo. Y eso sólo se lo pienso pasar por alto a alguien por el que sienta amor verdadero.
Soy plenamente consciente de que algún dÃa echaré la vista atrás y extrañaré muchÃsimo hacer lo que a mi me daba la gana, sin tener en cuenta opinión ni necesidades de nadie más. Pero soy asÃ. Me gusta el ruido, el lucerÃo. Me gusta escuchar la amasadora cuando voy al baño de madrugada y saber que mi padre está abajo por si algún pirado osa venir a asesinarme. Me gusta que al llegar a casa alguien me pregunte qué tal el dÃa. Me gusta comer acompañada. Eso no quiere decir que no lo soporte, sólo que me gusta más.
Aunque estar siempre sola tiene ventajas –pocas – que procedo a enumerar:
Mi productividad es increÃble. Me preguntan mucho ‘¿Cómo haces tantas cosas?’, pues mira, el secreto es no perder tiempo en hablar con nadie. Asà mismo os lo digo: las relaciones sociales son un lastre para llevar adelante cualquier tipo de proyecto medianamente rápido.
No aturo tonterÃas. No tengo que tener paciencia, ni hacer nada en contra de mi voluntad. Realmente, más que ser Tony Aguilar, mi trabajo soñado serÃa hacer listas de Spotify para clases de spinning temáticas, como en la clase especial de Eurovisión a la que fui ese sábado. Tony Aguilar tiene que hacerle la fiesta a Paqui que llama de Huelva para saludar a las ‘lokillas del barrio’ aunque no le apetezca. Yo estoy asalvajada en ese aspecto. No pongo dinero para regalos de jubilación. No voy a cenas por compromiso. No asisto a eventos en los que no quiero estar, a no ser que me paguen. Eso me gusta, lo admito. Odio los compromisos.
Observo mucho. Además, soy muy de calle, por lo que tengo mucha información almacenada que nunca se sabe cuándo va a ser de utilidad. Ahora mismo, por ejemplo, estoy en la playa y reconozco jugando a la pelota en la orilla al chaval que pone copas en bar de la esquina de la Plaza de la Constitución. Ir sola a todas partes me hace fijarme en ese tipo de cosas. Quien me sirve la cerveza, quien juega en la orilla.
Decoro mi vida a mi gusto. Desde los cojines del sofá hasta la música que pongo para desayunar.
Cosas malas: todas las demás. Procedo a enumerar las peores:
Un dÃa que te llama hacienda diciéndote que te devuelven miles de euros, no tienes a quién abrazar dando saltitos del alivio y emoción.
No poder pedir comida a domicilio sin gastarte más dinero que en un estrella MichelÃn.
No poder ir a un estrella MichelÃn.
No poder comentar lo que estoy viendo en la tele.
Nadie que te ayude a nada nunca. Ni a subir un colchón a un noveno piso, ni a echarte crema en la espalda si te quemas, ni a hacerte una sopa si tienes 39 de fiebre.
Los domingos por la tarde.
Y la publicidad que te enseña el algoritmo, que va en capÃtulo aparte.
Estar sola y el algoritmo
Esto es publicidad real que me sale haciendo scroll en mi perfil personal. Vamos a dejar a un lado por qué la máquina sabe que muchas veces me siento sola, una cosa que me fascina. Lo que pone histérica es cómo todos los mensajes que se dirigen a mi persona están articulados como si esto estuviese mal y encontrar una pareja tuviese que ser la prioridad número 1 en mi vida – y la solución–.
Está bien estar soltera PERO.
Yo ya soy la persona más interesante de mi cÃrculo social, payasas. Tenga novio o no, sigo siendo la misma tipa. ‘Masterclass para saber que te pasa para no tener novio con más de 30’, venga que te ayudo, que eres estupenda PERO, algo te pasará. No te dejas conocer. Tienes traumitas. No trabajas lo suficiente en atraer. Eres demasiado independiente. Una cantidad de mensajes tóxicos que como no te pillen la cabeza bien amueblada no quiero ni pensar el daño que te hacen.
Luego cosas de este estilo, disfrazadas de gracietas pero mismo trasfondo ‘si estás sola no vales nada’. Puedes tener lo que quieras, pero necesitas un novio para ser una mujer de valor.
¿Qué se supone que es esta secta de la pareja como única institución válida? Yo puedo quejarme que me aburro sola, y no por eso quiero una relación. Quiero planes, quiero vida. Eso no sólo te lo da un novio. Pero admito que es más cómodo.
Hay mucha gente realmente infeliz que no deja a su pareja cuando ahà ya no queda nada que rascar simplemente para pertenecer al equipo ganador. La gente con pareja, la gente que es +1 en las bodas de otra gente. Otra cosa que tengo clara, defecto profesional de ser (o haber sido) Wedding Planner: hay mucha gente que se casa sin ton ni son. Tanta que asusta. ¿Te ha pillado con este? Bueno. Es majo. Es tan evidente a los ojos de los que estamos viendo la boda desde fuera, que te resulta hasta insultante que su familia no se haya dado cuenta de que eso es un matrimonio por conveniencia. Conveniencia de encajar en la sociedad.
No les culpo, necesitas mucha personalidad y toneladas de resiliencia para ver cómo todo tu cÃrculo social se contrae a cada año que pasa, hasta que no queda prácticamente nada. Es más fácil tener a alguien a mano que te consuele cuando lloras, que te ayude a subir el colchón al noveno, que te prepare la sopa. Entre semana (y el domingo por la tarde) sólo habitan el trabajo, las parejas y las cañitas al salir de trabajar. Es estadÃsticamente improbable que alguien haga hueco para acompañarte en casa si no quieres salir, que alguien elija sacrificar su tiempo, el bien más preciado del universo, en algo no ‘rentable’. Ir a un concierto: sà amiga, ¿a qué hora? Ir a prepararte sopa porque estás mala: que vaya otro. Tengo poco tiempo, no lo puedo malgastar en tu sopa, como comprenderás. Una pareja, lo ‘tiene que hacer’. Todo se andará, también os digo. Los Z están muy crazys con el individualismo.
¿Cómo era yo con pareja? ¿Enviaba mensajes? ¿Iba a hacer sopa? Creo que sÃ. Creo, pero no me acuerdo mucho. Me atormenta la idea. Porque no es lo mismo contarlo que vivirlo, como decÃa Samanta Villar. Pasada la fase inicial del enamoramiento, si te has ido, hay que volver a la gente que te ha cuidado siempre, por favor. Esto de Nerea Pérez de las Heras, tatuado.
El estigma aplasta. A mi no me asusta tanto ser una outsider– porque supongo que siempre lo he sido– como darme cuenta de que cada año que pasa estoy más cerca de convertirme en una desubicada, a la que acusarán de inmadura porque no buscó marido cuando tocaba. Y ese cliché que sobrevuela: ser Bridget Jones. Tu tÃa Conchi. A la que no sabes dónde sentar para no descuadrar las mesas. La que duerme en la cama supletoria de la casa rural. La que hace los impares en la noche de juegos. La que se compra un gato y pasea a sus sobrinos. Precisamente eso lo fomentan los demás, no tú. Si sólo te tienes que quedar con algo que sea con esto: la sociedad está montada para ir de dos en dos, pero no hacerlo no te hace peor. No te lo creas, ni el domingo por la tarde. Si te sientes mal en los planes ‘de parejas’ es normal: son aburridos. Ellos también se aburren pero no te lo van a decir. Busca la manera de estar bien como puedas, pero no caigas en la trampa de ‘te ayudo a ser más interesante’. Ser demasiado interesante es, casi seguro, la razón de que estés sola.
Y por zanjar: ya hecho bien en falta alguien que regule instagram. No puede ser legal que una panda de huecas se ganen la vida convenciendo a mujeres en una situación vulnerable con eslóganes disfrazados de compresión de que les pasa algo malo y por eso no son felices (o Llados, o X, pero esa gente no me sale en la lupa). Si conocéis a alguien en el programa MÃa este de m*****, por favor, sacadlas de ahÃ.
Cap cut + Spotify
Editar reels / vÃdeos con música sin ser en instagram, que a mi modo de ver, es un coñazo. Me he dado cuenta de que la gente no sabe cómo se hace y es una chorrada. Dicen que si lo haces directamente desde instagram, te enseña más y tal pascual, pero si tienes que hacer 13 vÃdeos a la semana, no es recomendable.
Supongo que habrá mil formas, pero editar vÃdeo con cap cut es facilÃsimo. ¿Qué pasa? que si le pones la música luego no encaja y queda mal. ¿Cómo ponerle entonces la música que quieres mientras editas?
Pues yo uso un método rudimentario pero muy efectivo que es: Spotify + grabar la pantalla. Seguramente haya apps. Cientos. Pero me parece cómodo. Yo busco la música que quiero en Spotify. Imaginaos que es esta, que es la que escuché en bucle esta semana, ya aprovecho para colarlo ;)
A veces las cosas se arreglan si asumes que nadie las puede arreglar. Solo duele porque crees que importa.
No se va a curar y qué más da
Cuando encuentro, como ya la tengo ahÃ, voy al grabador de pantalla y grabo el trozo que quiero. Sólo tengo que deslizar el dedo. Luego vuelvo a cap cut, y audio > extraer > seleccionas la grabación de pantalla que acabas de hacer y voilà . Ya puedes editar tranquilamente.
Asà hice esta semana, por ejemplo este con Spanish girl <3
También fui a comer el miércoles a Rabuda. Siempre pido la tortilla, los calamares y la ensaladilla, una delicia. Pero decidà salir de la zona de confort y pedir los fritos de bacalao. IncreÃbles. Si no sabéis dónde comer en Vigo tradicional y rico. AquÃ. Y no lo digo porque sean clientes, son la leche.
Esta semana leÃ: Orquesta de Miqui Otero. No tengo la cabeza aún para Miqui Otero. No es culpa suya, es mÃa que estoy agotada y no sigo bien los personajes y las tramas porque son muchos. Pero, si has ido a una verbena de pueblo en Galicia, te tiene que hacer gracia. Rayos es otro de mis libros de referencia. Aunque es de Miqui, creo que es más ligero. Igualmente os dejo citas:
Vi: Los Bridgerton y Ni una Más (todo mainstream y en Netflix).
Y nada, que han vuelto los stories destacados redondos. Mejor, lo otro era horrible. Y Dolly Alderton ha sacado libro nuevo, que esperemos sea mi siguiente comentada. Victoria MartÃn ha dicho que vuelve la Dolly buena, porque en Fantasmas en fin, hizo que me hiciese Tinder hace dos años, pero no dio para mucho más. Mucho me tendrÃa que esperanzar un libro para volverlo a abrir.
XX.